Sobre algunos aspectos de Fellini

Donde Fellini no pone como protagonista a un pueblo entero o a una ciudad entera, en todas las películas en las cuales nos cuenta una historia con sus protagonistas se da una peculiar identidad de la historia: parece que siempre nos cuenta lo mismo. Un amor donde un hombre (no) ama a una mujer, expuesto a la multitud de mujeres (un "nómada sexual"), y una mujer que vincula su ser a su amor por aquél hombre. Este es el caso de La strada, donde la mujer casi ni llega a tener atributos de tal y donde Anthony Queen la llora cuando se da cuenta de lo que había tenido. Es el caso con Julieta de lo espíritus, donde todo queda transfigurado por la mente obsesionada de la mujer, aún más distorsionado por cuanto parece que todo aquello ya hace tiempo que pasó y que permanece sólo como obsesión en la mujer abandonada. También es el caso con Ginger y Fred, pero ahora con la perspectiva amable del reencuentro muchos años después.
Aunque ya no es tanto nuestro caso, quizás también Las noches de Cabiria entrarían dentro de nuestro cuadro, donde de algún modo una mujer de la multitud, como una cualquiera, ama o quiere amar, y se enfrenta a la dispersión masculina.
Sería interesante relacionar esta constancia con otras cosas del tipo de la presencia permanente de la memoria y todos sus fantasmas, pervivencias de los muertos, lo tradicional revestido de las nuevas tecnologías, la representación exhibiendo su carácter de tal, las luces y la ilusión como un artificio cutre.
Por lo que parece, el tema es una versión del fenómeno de A une passante, pero visto desde la pareja. Digamos: los atributos de la esposa en el marco de una tecnología sentimental mucho más diversificada. Siempre hay los sentimientos que refluyen al encontrarse con una actualidad muy disolvente. Todo refluye y se agolpa porque quiere acceder a la memoria, pero ahora a un recuerdo que no es el de mi muerte, sino el del shock.

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