Lectura circunstancial de "¿Qué es la historia?" (1961), de H.E. Carr

Historia de la transformación del hombre por el hombre que es en sí misma esta transformación. Hay una cierta identificación de lo observante y lo observado, ninguno de los dos considerado como un objeto aislado, sino ambos delineados en una progresión del pasado al futuro, desde el cual es posible sostener un mínimo de equilibrio en la consideración del pasado (para modificar el presente) y en las decisiones presentes. Hay una sola cosa: la transformación de lo humano por sí mismo, es decir transformación del mundo. La provisionalidad de las tesis, la renuncia a ningún criterio previo al estudio histórico, el carácter de hipótesis de trabajo de todas las legalidades históricas descubiertas, no son sino la otra cara de que hay una única cosa que es todo. Lo humano como proyección hacia el futuro, como el trance pasado-futuro: el ponerse metas, el trabajar por que requiere el dominio de todas las cosas. Es decir puro dominio, sin cosas (que impondrían de suyo restricciones al dominio) ni humanos, pues estamos hablando de la posibilidad sin límite prefijable de transformarse del hombre, de convertirse en... Este furor nihílico es tanto más arrollador cuanto que no reconoce su carácter de tal y habla, por lo tanto, de progreso, de absoluto, de objetividad, de valores...

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